El proyecto consiste en una casa para una familia que busca un espacio en plena ciudad, que a la vez esté lo más conectada posible con elementos de la naturaleza. En un sitio de 400m2 la casa se organiza en dos niveles con el objetivo de liberar la mayor cantidad de superficie de suelo para un jardín que recuerde la vegetación autóctona del valle central de Chile. Al mismo tiempo, esta decisión permite elevarse para lograr desde el segundo piso una fuerte relación visual hacia el norte con el Cerro San Cristobal.

El primer nivel se abre completamente hacia el oriente y hacia el jardín, con una planta completamente abierta e integrada con todos los recintos públicos de la casa. En el segundo nivel se distribuyen los domitorios que se conectan con el cerro a través de un gran ventanal que se abre por completo.